El 29 de mayo de 1913 tuvo lugar, en el recién abierto Théâtre des Champs-Élysées, uno de los momentos decisivos en la historia de la música: el estreno del ballet La consagración de la primavera, una de las obras más radicales de Igor Stravinski (1882-1971), compuesta para la temporada 1913 de la compañía Los Ballets Rusos del empresario Serguei Diaguilev (1872-1929). La coreografía de esta obra fue creada por el bailarín Vaslav Nijinski (1889-1950), con escenografía y vestuarios del polifacético artista, filósofo y arqueólogo Nikolai Roerich (1874-1947), y al frente de la orquesta se encontraba el legendario director Pierre Monteux (1875-1964).
Desde sus primeros compases, el hoy famoso solo de fagot dio indicio de que lo que el público estaba a punto de escuchar era un mundo de sonidos totalmente nuevos, y es que la partitura de Stravinski —tal vez la más espectacular y violenta ruptura con los cánones musicales de su tiempo— era un desfile de audacias como nunca antes se había escuchado: ausencia de melodía, tonalidades extrañas, una estructura rítmica asincrónica, un constante cambio de compás, abundante uso de disonancias, ásperos efectos creados por las cuerdas y las percusiones con el objeto de evocar una naturaleza primitiva… Para colmo, la también revolucionaria coreografía de Nijinsky se basaba en agresivos movimientos e inesperados saltos totalmente alejados del delicado fluir propio del ballet tradicional. Como era de esperar, la representación fue no solo un estrepitoso fracaso, sino un verdadero escándalo en el que una parte del público no cesó de reírse, silbar y abuchear llamando a La consagración de la primavera una sucesión incomprensible de ruidos, mientras que otra se levantaba ostentosamente para abandonar la sala mascullando su desaprobación entre dientes y otra más aplaudía a rabiar pidiendo a gritos silencio para seguir disfrutando esa obra maestra. Se cuenta que, entre los compositores presentes en esa velada, Camille Saint-Saëns (1835-1921) y Théodore Dubois (1837-1924) llamaban a gritos “¡farsante!” a Stravinski, en tanto que Maurice Ravel (1875-1937) gritaba que La consagración era una obra absolutamente genial, Claude Debussy (1862-1918) pedía a gritos silencio y Florent Schmitt (1870-1958) agredía a todo el que se le pusiera enfrente. A trompicones, la orquesta y los bailarines consiguieron terminar el espectáculo entre gritos, abucheos, burlas, silbidos y hasta peleas a puño limpio.
Después de tan controvertido estreno, Los Ballets Rusos interpretaron la obra de Stravinski cuatro veces más en París y otras tres en Londres. Después, Diaguilev la retiró del repertorio de su compañía. Pero La consagración de la primavera ya había cambiado el panorama musical europeo para siempre.
Producido en el 2005 por la BBC de Londres, Riot at the Rite es un largometraje televisivo que narra alternadamente los difíciles ensayos previos al estreno de La consagración de la primavera (los músicos no entendían las exigencias de la partitura, los bailarines nunca habían bailado nada como eso y había una belicosa tensión entre Stravinski y Nijinsky) y los consiguientes disturbios arriba mencionados, todo aderezado con un drama íntimo desarrollado tras bambalinas: la amenaza que para la relación homosexual que entonces vivía Diaguilev con Nijinsky significaba la presencia de la condesa húngara Romola de Pulszky (1891-1978), también enamorada del famoso bailarín. Quizá la película sacrifique un poco de rigor histórico en aras del desarrollo dramático, pero a cambio ofrece al espectador una magnífica interpretación prácticamente completa de La consagración de la primavera con una meticulosa reconstrucción de la coreografía, los escenarios y el vestuario originales, considerados perdidos durante mucho tiempo y reconstruidos por Millicent Hodson y Kenneth Archer a partir de los bocetos de Roerich y las notas de la bailarina y coreógrafa Marie Rambert (1888-1982), quien fungió como asistente de Nijinsky para el estreno de este ballet.
Riot at the Rite fue dirigida por el cineasta británico Andy Wilson (1958), quien se ha especializado en la dirección de series de televisión (The Forsyte Saga, Hotel Babylon, Agatha Christie: Miss Marple, Agatha Christie: Poirot, Endeavour, Unforgotten). En su mayoría británico, el impresionante reparto de esta película está formado, entre otros, por Alex Jennings (Babel, La reina) como un carismático Serguei Diaguilev, Adam García (Coyote Ugly) como Vaslav Nijinsky, Aidan McArdle (La duquesa) como Igor Stravinski, Emma Pierson (Little Dorrit) como Romola de Pulszky, Rachael Stirling (Blancanieves y la leyenda del cazador) como Marie Rambert, un espléndido Christian McKay (El violinista del diablo, La teoría del todo) como Pierre Monteux, Griff Rhys Jones (Pinocho, la leyenda) como el empresario teatral Gabriel Astruc (1864-1938), Pearce Quigley (Conocerás al hombre de tus sueños) como Nikolai Roerich, la bailarina francesa Zenaida Yanowsky como Maria Piltz (la bailarina que interpretó el papel de “La elegida” en el estreno de La consagración), Jemma Redgrave (Howards End, Doctor Who) como la influyente aristócrata Ottoline Morrell (1873-1938) y Jonathan Aris (Sherlock, The End of the F***ing World) como el poeta y pintor Jean Cocteau (1889-1963), quien estuvo presente en ese estreno histórico. La interpretación de La consagración de la primavera corre a cargo del Ballet Nacional de Finlandia y la Orquesta Sinfónica de la BBC, bajo la dirección de Osmo Vänskä.